En la actualidad la soledad se concibe desde distintos ámbitos como el peor de todos los males. De hecho, el miedo a esta nos hace en muchas ocasiones prolongar una relación de la cual ya estamos hartos, salir a lugares que odiamos, agregarnos a grupos sociales a los que no pertenecemos, buscar pareja desesperadamente y sobre todo pasar la mayor parte de nuestra vida mal acompañados. 

Y si bien, es completamente cierto, que la socialización es la causa primaria de la evolución humana, pues para un individuo aislado la supervivencia se tornaría imposible, También es cierto, que la absorción y sometimiento del ser a la vida social que se vive en la actualidad es una gran problemática que está creando una sociedad masificada en la estupidez, en los estereotipos y donde la autenticidad y pensamiento propio se vuelven paulatinamente una ilusión

Por ello, en este texto me propongo plantear algunos beneficios que el estar solo le otorga a nuestras vidas 

El primero de estos tiene que ver con que la soledad va de la mano de la introspección. Pues al no estar expuestos a la sobre estimulación constante provocada por el frenesí de la vida cotidiana y de las redes sociales, podemos estar en calma para reflexionar, pensarnos a sí mismos y comprender la naturaleza de nuestras emociones. Un hábito en extremo importante que ha sido consumido por el ritmo frenético de cada día

Un segundo beneficio que nos trae la soledad es el poder actuar libremente y ser nosotros mismos. Pues el estar todo el tiempo rodeados por los diferentes círculos sociales que conforman nuestras vidas, como lo son la familia, la pareja, los amigos y el trabajo, nos obliga en cada una de estas facetas a comportarnos de una manera determinada. A hablar, pararnos, a sonreír de cierta forma. Por ello, encontrar estos espacios de soledad donde podemos ser libres tiene un efecto bastante reconfortante.

Antes de describir el tercer beneficio de la lista, cabe realizar la siguiente pregunta ¿Cuántos de ustedes han tenido ganas de tomarse una copa de vino, ir a cine, salir a hacer ejercicio, pero se han abstenido de hacerlo por no tener quien los acompañe?. Creo que muchos, de hecho, a mí me solía ocurrir con bastante frecuencia. L o anterior podría definirse como falta de autonomía y dependencia social. Y esta se cura en gran medida cuando reconocemos el valor de estar solos y de realizar cualquier tipo de actividad sin necesidad de compañía. 

El cuarto beneficio es, quizá, el mejor de todos. Está demostrado científicamente que la soledad desarrolla y estimula la creatividad. Es un hecho que al enfrentarse a un trabajo que quiera concentración, ingenio y sensibilidad fluye mejor si estamos solos. Y en un ambiente tranquilo.

Finalmente, un quinto beneficio de reconocer el valor de la soledad en nuestras vidas gira alrededor de que nos volvemos selectivos y aprendemos a seleccionar nuestras compañías. Dejamos de asistir a eventos o fiestas que no nos gusta, dejamos grupos sociales a los que no pertenecemos y cuando realmente estamos en compañía de otras personas es porque estas aportan a nuestras vidas. 

A manera de conclusión, cabe aclarar que todo lo anterior no significa que debamos optar siempre por ser antisociales, o que lo recomendable sea convertirnos en personas amargadas y solitarias. Creo que todos concordamos en que al estar acompañados de personas que queremos nos sentimos felices. Por ello, esta breve exposición no es más que una invitación a reconocer algunos de estos beneficios y buscar algunos espacios en nuestras vidas donde podamos experimentarlos.